El rol de Diego Figueroa, hombre fuerte de la Aduana, en la investigación de los aviones sobrefacturados: detectó cerca de 300 y apenas denunció cinco casos
La causa de las aeronaves, que aprovecharon las SIMI y el dólar oficial barato, está en el juzgado federal de Ariel Lijo. La investigación, como corresponde, estuvo a cargo de la Aduana, bajo las órdenes de Diego Figueroa, actual subdirector general de Control, junto a sus “laderos” Eduardo Malvaso y Marcelo Raúl Onofri. Después cambió de área, pasando de Investigaciones a Valoración y Comprobación Documental, cuya directora -Andrea Muñoz- es aliada de Figueroa en la interna del organismo.
Aviones importados al doble de su valor real, pagados con un dólar oficial que era la mitad del “blue”. De esta forma, a sus importadores, estas aeronaves les salieron prácticamente gratis, pues las pagaban en pesos gracias a la Secretaría de Industria que otorgaba dólares a cambio, mediante el generoso sistema -para los privilegiados- conocido como Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI).
Esto generó una denuncia, que primero tomó el fiscal federal Guillermo Marijuan y luego quedó a cargo, como causa, del juez Ariel Lijo, actual candidato a ministro de la Corte Suprema. Como se trata de un tema de comercio exterior, la Aduana actuó como auxiliar de la Justicia, o por lo menos eso es lo que correspondía.
Las idas y vueltas dentro del organismo, así como la baja efectividad en la primera instancia de investigación, apuntan al actual subdirector general de Control, virtual número 2 de la Aduana, que también lo era en ese momento: Diego Figueroa. Un abogado que siempre acompañó los vientos políticos: cuando estaba en Neuquén alardeaba de un supuesto apoyo del senador Oscar Parrilli, en la presidencia de Macri también tuvo un cargo importante en el Sur, y desde enero de 2020 -con Marcó del Pont y Traverso, luego Massa y Michel- se encaramó como subdirector general de Control, cargo en el cual sigue.
En esta época, Figueroa parece un libertario de la primera hora. Sin embargo, un ex director de la Aduana guarda con cariño un video suyo hablando maravillas de Sergio Massa cuando el tigrense era ministro de Economía y candidato presidencial del peronismo. Quizás la ubicuidad política explique la permanencia de Figueroa en Control, aunque durante su gestión -específicamente en marzo de 2021- se le hayan escapado 16 toneladas de cocaína que durmieron tres noches en el Puerto de Buenos Aires, y que recién detectaron en Europa; o que de alrededor de 200 aviones importados con sobrefacturación, apenas le hizo denuncia penal a uno.
El “Triángulo de los Bermudas” aéreo: detectaron 300 aeronaves, infraccionaron cuatro, denunciaron una
En una nota anterior, Minuto de Cierre detalló el “Triángulo de las Bermudas” de las importaciones chinas (https://www.minutodecierre.com/nota/2024-5-19-1-22-0-la-aduana-puso-bajo-la-lupa-al-triangulo-de-las-bermudas-de-los-textiles-chinos-cristian-guglielminetti-claudio-di-giannantonio-y-diego-figueroa), que terminó con uno de esos funcionarios desplazados de su cargo -Claudio Di Giannantonio-, otro cerca de sufrir lo mismo -Cristian Guglielminetti-, y Figueroa más firme que nunca. Por lo menos hasta que se difunda cómo era su “Triángulo de las Bermudas” aéreo junto a dos funcionarios de la Dirección de Investigaciones, Eduardo Malvaso y Marcelo Onofri.
Este trío, el subdirector de Control, y dos subordinados del área clave de Investigaciones, produjo el insólito resultado de alrededor de 300 aviones investigados, de los cuales apenas cuatro fueron infraccionados -pagaron una multa, sin que esto llegue a la Justicia-, y sólo una recibió una denuncia penal. Para colmo, se trata de la aeronave de un empresario históricamente ligado al comercio exterior, que ganó notoriedad cuando era amigo del entonces administrador federal de Ingresos Públicos.
Como muestra de la poco eficaz tarea no sólo de la Aduana, sino del propio juez -y candidato a “supremo”- Lijo, el avión denunciado terminó fuera del país, y parece que fue vendido. Este empresario, que además tiene vínculos con una conocida empresa de máquinas y herramientas que subfacturó importaciones, terminó haciendo un negocio con ese avión, más allá de enfrentar una demanda penal.
Más allá de este caso, la incógnita es porque este hombre, conocido por su apodo de extranjero, y sólo cuatro casos más, recibieron algún tipo de penalidad. El dato es fuerte, ya que el relevamiento de casi 300 casos se hizo entre agosto del 2021 y junio del 2022, con apenas cinco denuncias, una penal y cuatro infraccionales. “Es evidente que Figueroa, junto a sus subordinados Malvaso y Onofri, durmieron el tema”, afirman tres aduaneros que siguieron el tema, casi a coro.
El broche final: la “jefa” de Figueroa se queda con el tema
Aunque hubo gran resistencia, luego de esto la Dirección de Valoración y Comprobación Documental tomó a su cargo la investigación, llevando el listado final de aviones que le llegó a Ariel Lijo en más de 330. La jefa del área, de un elegido perfil ultra bajo, es Andrea Muñoz, de histórico buen vínculo profesional con Figueroa.
Esta funcionaria, con 30 años de carrera, es la que determina nada más y nada menos si el valor de las importaciones y exportaciones es correcto, o si las declaraciones juradas estafan al Estado. “Figueroa llegó a Control, en la época de Traverso y Marcó del Pont, recomendado por Andrea. Ella también lo sostuvo ante la llegada de Guillermo Michel, y lo sigue haciendo”.
Desde la jerarquía formal, Figueroa es el jefe de Muñoz, pues el área de esta última depende de la subdirección de Control. Pero muchos señalan que “en realidad Andrea es la jefa y sostén” del aduanero oficialista de todos los gobiernos. Más allá de la innegable solvencia técnica de Muñoz, algunos creen que el caso de los aviones fue clave para ello.
Por un lado, aunque algunos funcionarios de Investigaciones se negaron, ella hizo el listado final que le llegó al juez Lijo. Esto podría haber sido para cubrir los errores y omisiones del triángulo distraído con los importadores de aeronaves. Los más maliciosos dicen -palabras textuales calcadas de cuatro ex hombres de Investigaciones- que “allí surgió una nueva negociación, generando Figueroa un doble kiosco”.
Una afirmación para tomar con pinzas, por lo difícil que es de probar. Sin embargo, el hecho que sólo 5 aviones recibieron sanciones sobre más de 300, es significativo. Además, la historia de Figueroa como abogado penalista en los ´90, cuando ya era empleado aduanero, habla de un marcado interés por facturarle a sus clientes más que resolverle los problemas. Pero ese es otro capítulo, a explorar más adelante.
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