04 de Diciembre de 2024 - 15:50

El caso "Isaquito" como ejemplo a evitar en la Aduana: regalos, posibles dádivas y "bagalleo" de material valioso

"Isaquito" o "Perita", cuyo nombre sería Isaac Mizrahi, parece mancha venenosa desde el cambio de mando en la Aduana. Sus allegados en Ezeiza y Encomienda Postal Internacional (EPI) fueron relevados y nadie quiere atenderlo. Las cámaras hablan y los aduaneros también: alfombra y sillones para la funcionaria que lo ayudaba y podría ir a juicio. El fin de la Era Bocassi en EPI y de Lorena Reynard en Ezeiza. 

Para los problemas que enfrenta la Aduana, se trata de un tema menor, pero que puede ser de alto valor simbólico, especialmente cuando las internas políticas están calientes. Un "operador" o "bagallero" que se mete en la zona aduanera y le hace el desayuno a los trabajadores del organismo, le arma una oficina con alfombras y sillones nuevos a una jefa, y retira material de alto valor en nombre de otros, ey s -como se dice coloquialmente- "un quemo". Esa es la historia de "Isaquito" o "Perita", cuyo nombre sería Isaac Mizrahi. Sus áreas de trabajo son especialmente la zona de Equipaje en Ezeiza y Encomienda Postal Internacional (EPI), ubicado en Retiro.

Estas últimas semanas se lo vio desesperado tratando de buscar nuevas "líneas de trabajo". Traducción: aduaneros que le permitan pasar mercadería sin declarar. Un posible contrabando hormiga, pero contrabando al fin. Sus amigos eran Lorena Reynard en Ezeiza (hijo de un empresario cuyo depósito fiscal fue cerrado por no cumplir las normas); y toda la línea de Luis Antonio "Tato" Bocassi en EPI. Desde Gabriel Perdoncín hasta Hernán Petitmangin, a quienes una reciente nota de Minuto de Cierre (Gabriel Perdoncín y Hernán Petitmangin, los aduaneros que manejan un área clave y vacacionan donde los hoteles cuestan más de 1.000 dólares diarios) eyectó de sus jefaturas, depositándolos como empleados rasos en Estación Marítima Buenos Aires (EMBA), desde donde salen los ferris de Buquebús.

En EPI todavía lo reciben y tratan, aunque con mucho cuidado. Mientras que, en Ezeiza, intentó acercarse a un ex jefe de fuerte influencia pero sin éxito. También buscó aproximarse a un muy influyente hombre fuerte de esta era, pero la respuesta fue más brutal todavía. "No queremos ni verlo por acá, sabemos a qué se dedica. Con los anteriores podía, con nosotros no", confió un empleado de la Aduana de Ezeiza a este medio.

 

Generoso hasta las dádivas, pero también un comerciante abusivo

 

Tanto en EPI como en Ezeiza, "Isaquito" o "Perita" es reconocido por su "generosida", que en realidad podría conformar el delito de dádivas. Cajas navideñas con los mejores pan dulce y champagne, electrónicos para quien los necesite, facturas y café con leche para arrancar el día con todo. Siempre ubicado en la zona primaria aduanera, donde no de debería pisar. Parece un chiste pero no lo es, son decenas los testimonios al respecto.

Sin embargo, el caso en el que fue más allá, y que algunos memoriosos documentaron, es el de Carolina Larrain, actualmente jefa de Fiscalización en la División Prohibiciones y Fraude Marcario. Esta licenciada en Gestión e Historia de los Artes fue jefa de EPI entre enero del 2018 y abril del 2019. De esa época, sus compañeros recuerdan que Isaac tuvo la cortesía -que podría ser delito- de comprarle alfombras y sillones nuevos para su oficina.

Por esa selectividad de la memoria, se recuerda más el amoblamiento de la oficina de Larrain que otro tema importante. Su gestión en EPI terminó con un "Informe de Revisión de Auditoría Interna" dedicado especialmente a la Sección Encomiendas. El mismo, firmado por cuatro funcionarios de la entonces Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP, hoy ARCA) reveló distintas irregularidades: faltantes de caja chica, diferencia entre las existencias de mercadería y las reflejadas en el sistema, operaciones que no se registraron en el sistema, gestiones operativas que no fueron reflejadas, entre otras. 

De modo inverso a su comportamiento con los aduaneros, "Isaquito" es un comerciante voraz. Según distintas fuentes, vende pelucas de cabello natural en el Barrio de Once (sería en Uriburu al 500). Cotizaría las mismas alrededor de 2.000 dólares la unidad, cuando en el exterior salen entre 200 y 250, y él las pagaría menos. Tiene mejor actitud con las autoridades que con sus clientes. 

 

 

 

 

 

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