El Banco Nación pone la lupa sobre familiares de la ex gerente: novio psiquiátrico, hijo de ascenso rápido, amigo clave en Recursos Humanos
El despido de María del Carmen Barros, aunque formalmente no es tal, descomprimió la atención mediática sobre el Banco Nación. Pero la investigación dentro de la entidad continúa. Juan Manuel Romero, novio de Barros, está de licencia psiquiátrica. Maximiliano Piantanida, amigo de este último y gerente de Recursos Humanos, está bajo la lupa. Mientras que Juan Pablo Pedemonte, hijo de Barros, tuvo más ascensos de los permitidos por carta orgánica de la entidad.
La salida de María del Carmen Barros como gerente general del Banco de la Nación Argentina (BNA) descomprimió la tensión. Hasta parece olvidado que la presidente de la entidad, Silvina Batakis, fue la que permitió todos los manejos. Pero la conmoción y la investigación interna siguen. Por un lado, ante la obscenidad de los cargos y sueldos que consiguió el círculo íntimo de Barros: hijo, novio, amigo del novio. Pero también enfocando en áreas específicas y gastos discrecionales.
Del círculo íntimo de Barros, el más comprometido para su continuidad en el banco es el novio, Juan Manuel Romero. El BNA le abrió varios sumarios -se habla de cuatro o cinco- y tiene por lo menos una denuncia penal en su contra. Esta se produjo porque, cuando el banco compró 10 camiones de caudales, quiso llevarse uno de ellos manejando hasta Bariloche, donde iba a ser usado por la sucursal. Cuando la guardia de Policía Federal Argentina le advirtió que debía ser personal autorizado para ello, su respuesta fue: "Usted sabe quién soy yo?". Además, quería hacer el viaje con un amigo que ni siquiera trabajaría en el banco.
En la actualidad, Romero sigue siendo empleado del banco porque está de licencia psiquiátrica. "No podemos echarlo hasta que termine la misma", apunta de los investigadores del círculo de Barros. "Aunque por supuesto que ya no tiene futuro acá", concluye.
El caso de Juan Pablo Pedemonte es diferente, aunque también es monitoreado de cerca. Por un lado, tiene un cargo muy por encima de sus antecedentes y formación: jefe de gerentes zonales. Pero el hecho que podría valerle un sumario es que, para llegar a un lugar tan importante, con un sueldo cercano a $ 3 millones, fue ascendido dos veces en un año. Algo que está prohibido por la carta orgánica del Banco Nación: sólo permite un ascenso cada dos años, exactamente al revés. Pedemonte es el de las fotos que aquí se muestran.
¿Sumarios, o sólo investigación previa?
Por otra parte, según la versión que se escuche, hay muchos funcionarios bajo sumario o ninguno. Las máximas jerarquía del banco niegan que haya procesos en curso; pero los empleados rasos afirman lo contrario. Uno de los casos en duda es el de Maximiliano Piantanida, que en los hechos funcionaba -o funciona- como gerente de Recursos Humanos, un cargo desde el cual avalaba todos los pedidos de Barros.
Piantanida llegó al cargo por su amistad con Romero, el novio de Barros. Los dos amigos -que ilustran uno de las fotos de esta nota- se conocieron en una clínica de recuperación de adictos. Sin embargo, uno de los máximos investigadores del banco dice que "nos enteramos de eso por lo que se publicó, y tiene el mismo cargo desde que entró al banco".
Además, según la versión escuchada hay apertura masiva de sumarios o no. Se habla de cuatro áreas sensibles: Recursos Humanos, Administración, Gerencia General y Legales. Los gastos y contrataciones, así como los gastos de tarjetas corporativa, estarían bajo la mira. Algunos empleados del Banco Nación lo niegan, y otros afirman que "hay para hacer dulce de leche".
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