28 de Febrero de 2020 - 14:18

Préstamo del Banco Nación a Vicentín: la trama secreta que compromete por lo menos a tres gerentes de carrera

Por desconocimiento, comodidad o malicia, hasta ahora se omitió el rol clave que desempeñaron por lo menos tres gerentes en el crédito irrecuperable que le otorgó la entidad líder del sistema financiero a la cerealera que financió la campaña de Cambiemos. Minuto de Cierre devela esa trama hasta ahora desconocida, que involucra por lo menos a los directivos Juan José Fragati, Martín González y Susana Ojeda.

Primer acto: una empresa pide en agosto un préstamo de $ 18.000 millones, a sabiendas suya y del propio banco que no podrá pagarlo. Segundo acto: no paga las cuotas de ese crédito en octubre ni en noviembre, como tampoco en diciembre. Tercer acto: a solo un día del cambio de gobierno, el banco cambia la calificación del deudor de la categoría 1 (situación normal) a la 4 (con alto riesgo de insolvencia). Los protagonistas corporativos de la obra (sea cual fuere el nombre elegido para la misma) ya se conocen: la cerealera Vicentín y el estatal Banco de la Nación Argentina (BNA). Las personas que encarnaron esa historia, en cambio, hasta ahora no fueron explicitadas, como se hará en esta nota.

El mega-préstamo del Nación a Vicentín, que explica alrededor del 90% de las acreencias de esta empresa, fue posible por un modus operandi de la gestión de Javier González Fraga, que a esta altura parece una política no escrita: otorgar préstamos por encima de lo permitido en la carta orgánica del BNA, que es el 1% de su patrimonio, valiéndose de excepciones votadas en el directorio. Así ocurrió con Mercado Libre, la empresa de Marcos Galperín, fiscal en la última elección por la fuerza entonces gobernante, Cambiemos; además que allí trabaja un hijo de González Fraga. Del mismo modo, este último, que fue presidente del Banco Central en las últimos dos hiperinflaciones del país (1989 y 1991), también hizo una excepción para prestarle a Vicentín. Empresas del Grupo Vicentín, como Algodonera Avellaneda y Oleaginosa San Lorenzo, entre otras, aportaron 13,5 millones de pesos en la campaña presidencial de Juntos por el Cambio.

Hasta allí puede computarse la responsabilidad del ex presidente de la entidad, que difícilmente constituya una figura penal. Por un simple motivo: se valió de un criterio de excepción que es legal. Puede ser considerado injusto, arbitrario, ilegítimo y hasta demoníaco. Pero el criterio para impartir justicia es la legalidad o falta de ella de cualquier acto.

Desde agosto, la complicidad de gerentes distraídos

Con el cambio de gobierno, la nueva conducción del Banco Nación, presidido por Eduardo Hecker, denunció la existencia de un crédito llamativo por su volumen: nada menos que $ 18.000 millones a una sola empresa. “Se dispuso un sumario administrativo para ver por qué se habían vulnerado algunas de las reglas de control que rigen el otorgamiento de este tipo de créditos”, declaró el vocero de la entidad, Sergio Resumil. “Vincentín fue una de las empresa que se vio favorecida por la política económica de Macri, por lo que el Banco Nación nunca debió refinanciarle la deuda. La empresa dejó de pagar después de la derrota de Macri y hay que garantizar que pague”, aportó Claudio Lozano, el economista que es director del banco. 

Estas explicaciones, absolutamente certeras, omitieron sin embargo el tema de fondo en la mecánica interna del último mega-préstamo (de tantos que se le dieron) a Vicentín: fue una refinanciación, mecanismo que no necesita pasar por el directorio sino solo por la línea gerencial. Según diversas fuentes del Banco Nación, los gerentes implicados en esta decisión fueron por lo menos tres. Los dos máximos responsables del banco actualmente, Juan José Fragati, gerente general de Casa Central, y Martín González, subgerente general; además de Susana Ojeda, gerente de Riesgo Crediticio.

Más allá de la responsabilidad de estos tres, la "mancha de aceite" Vicentín podría extenderse. "Por la magnitud del préstamo, 17% del patrimonio del banco, el directorio seguro está involucrado. Y estos tres gerentes como mínimo, para mí son muchos más", apuntó un ex directivo de la entidad. Por otra parte, "se le fue otorgando a Vicentín financiación en dólares, cuando se sabía que la cotización era imparable, y considerando que la empresa cobra dólares por exportación. Tiene todo el aspecto de lavado y fuga de dinero", explicó un actual empleado del Nacíón. 

Si por lo menos Fragati, Gonzáles u Ojeda hubieran objetado la refinanciación de un pasivo tan grande, Vicentín no habría recibido los $ 18.000 millones que a esta altura, con la empresa concursada, parecen perdidos. “Por otra parte, no es normal que una empresa que exporta y cobra en dólares, pida tanto financiamiento”, le aseguró a Minuto de Cierre un experimentado hombre de carrera del banco.

Fragati, González y Ojeda obviaron este criterio. Al primer mes de otorgado el préstamo, cuando Vicentín debía pagar la cuota 1 de devolución, no lo hizo. Eso ocurrió en septiembre, y tampoco le pareció anómalo al trío Fragati-González-Ojeda. En octubre pasó lo mismo, sin advertencias para Vicentín; y en noviembre, con el resultado de las elecciones ya conocido, otra vez sopa. 

Sin embargo, parece que el cambio de gobierno despertó la profesionalidad de los gerentes. Hasta el 10 de diciembre, la empresa estaba en situación crediticia 1, “Normal”, aunque no había pagado durante tres meses consecutivos la enorme deuda. Sólo un día después, el 11 de diciembre, pasó a situación 4: “Con alto riesgo de insolvencia”.

El vaciamiento gerencial del Banco Nación

Además de los grandes préstamos a empresas amigas del macrismo, otra política no escrita de González Fraga fue vaciar al banco de sus mejores cuadros gerenciales. Con una mezcla de palo y zanahoria (presiones, mensajes, maltrato, altas indemnizaciones), fue desplazando a varios históricos de carrera ascendente. 

A tal punto fue una política, que alrededor de 500 personas, todas mandos medios y gerenciales, fueron indemnizadas con más dinero del que marcaba la ley. A todas ellas se les ofreció, además, pagar el sueldo hasta el día de su jubilación, cuando algunos de ellos tienen solo 53 años. Además de lesionar las cuentas del banco, esto provocó un vaciamiento como nunca se dio en el Banco Nación. "La mayoría eran empleados de solvencia técnica y trayectoria. Desde gerentes técnicos y zonales, hasta las máximas autoridades de la línea, debieron irse aunque muchos de ellos no querían", explicó un ex directivo del banco. 

Sin los lugares que dejaron estos desplazamientos, Fragati y González no habrían llegado a gerente y subgerente de la entidad, ni Ojeda a manejar el riesgo crediticio. Los más memoriosos recuerdan como Martín González fue personalmente a pedirle a Roberto Moreu, quien había sido una especie de mentor para él, que dejara la oficina que ocupaba desde hacía años, con vista a la Plaza de Mayo y Casa Rosada. 

Moreu fue uno de los ejemplos emblemáticos de los 500 despidos. El caso Moreu, que además de su idoneidad profesional era valorado como persona, desató una catarata de situaciones idénticas. De esa forma se fueron Juan Propato y Eduardo Barbier, entre otros. Así se abrió el camino a los Fragati, González y Ojeda, y a los casos como Mercado Libre y Vicentín.

 

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