El misterioso caso de los aires acondicionados tensiona la interna aduanera entre la línea libertaria de Gladys Morando y la “acuerdista” de Eduardo Mallea
Como nunca antes, un pacto de silencio encubre el supuesto contrabando de aires acondicionados, que habrían entrado como partes y piezas pero estaban terminados. La terminal política de Rosana Lodovico, los intentos ordenadores de Gladys Morando y el “acuerdismo” del coleccionista de arte Eduardo Mallea. La “línea de trabajo” Buenos Aires-La Plata, y el posible salto de la Zona Franca hacia Montevideo. En la cámara de empresas nacionales del sector admiten que este año no los escucharon en su reclamo.
La operatoria, los actores que la permitieron, y la feroz interna que encubre, fueron confirmadas a Minuto de Cierre por media docena de actores como mínimo, desde aduaneros hasta despachantes y empresas. Las versiones difieren sobre las precisiones, pero todos coinciden que, entre el año pasado y el actual, supuestamente ingresaron al país una buena cantidad de contenedores -mínimo entre 10 y 12- con aires acondicionados manufacturados en China. En tanto que se declararon como partes y piezas, o kits de armado, la figura legal sería contrabando o subfacturación, debido a que no se les aplicó el arancel extra-Mercosur a manufacturas industriales.
Desde la propia cámara del sector admiten que esto ocurrió. “Es una competencia desleal para nosotros, por eso fuimos a plantearle el tema a la máxima autoridad de la Aduana”, admite -bajo reserva absoluta de su nombre- un directivo de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE). “El año pasado nos prestaron cierta atención; mientras que en el 2024 sentí que la directora -en ese entonces era Rosana Lodovico- nos escuchaba sólo de compromiso”, relata la misma fuente.
En su página web, AFARTE se precia que el 96% “de los celulares, acondicionadores de aire y microondas que se comercializan en Argentina, son de producción nacional”. Aunque 10 o 12 contenedores no mueven los grandes números, en la cámara sectorial temen que sea una prueba piloto y se vuelva una operatoria habitual. Sobre todo, cuando la Aduana no tiene una conducción política clara, y donde los distintos clanes o grupos de interés buscan ocupar espacios de poder y negocios.
Puerto porteño, zona franca platense: la “línea de trabajo”
Como los contenedores entraron por el Puerto de Buenos, y luego se derivaron a la Zona Franca de La Plata, la “línea de trabajo” (en la jerga aduanera), o los funcionarios que permitieron la operatoria, abarcan por lo menos a los subdirectores de Metropolitana (Rosana Lodovico), Control Aduanero (Diego Figueroa, que después renunció), así como los responsables de cada zona clave. Claudio Di Giannantonio por el Puerto de Buenos Aires, Mariano Rissoli en la Zona Franca de La Plata.
La dirección de Investigaciones, dependiente de Control, también hizo su parte, con los funcionarios que hoy son candidatos a ser reemplazados. Su titular, Christian Guglielminetti, así como Eduardo Malvaso y Marcelo Onofri. Como advirtió Minuto de Cierre sobre otro tipo de mercaderías, como los textiles de origen chino (https://www.minutodecierre.com/nota/2024-5-19-1-22-0-la-aduana-puso-bajo-la-lupa-al-triangulo-de-las-bermudas-de-los-textiles-chinos-cristian-guglielminetti-claudio-di-giannantonio-y-diego-figueroa), en la supuesta entrada de los aires acondicionados juegan los mismos actores.
La subdirectora de Metropolitana, y ex directora general, Rosana Lodovico, hoy es una de las personas más poderosas de la Aduana, a pesar de haber bajado un escalón en el organigrama. Su fortaleza radica en la llegada a un personaje clave del mundo libertario, muy cercano a Karina Milei. Este hombre su la “terminal”, como se le dice en política. La debilidad de Lodovico, en tanto, es la desprolijidad y egoísmo con los cuales se maneja su gente más cercana.
La libertaria Morando y el coleccionista Mallea
En este enjambre de aduaneros de carrera y operadores, hoy se vive una tensión evidente entre Gladys Morando, una funcionaria histórica, y el recién llegado Eduardo Mallea, que siempre estuvo del otro lado del mostrador, representando a empresas. Morando, que cuenta -nada menos- con el respaldo de Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, está obsesionada con emprolijar las distintas áreas de la Aduana.
En este sentido, el caso de los aires acondicionados, que algunos aduaneros hasta temen hablar en persona, es una prueba de fuego. Morando ya logró designar al nuevo subdirector de Control Aduanero, Javier José María Ferrante; pero siguen los mismos actores en subdirección Metropolitana, Investigaciones (que depende de Control) y La Plata.
Algunos dudan si el director general, Eduardo Mallea, apoyará a Morando en su cruzada ordenadora. Otros consideran que no lo hará de ninguna manera. El abogado, proveniente del estudio Funes de Rioja, enfrenta hoy un dilema vital: como director de Aduanas gana mucho menos que trabajando de abogado. Ello se agrava por su buen gusto, no sólo en el vivir diario sino también en la colección de obras de arte original. Un operador que sobrevive a todos los directores de Aduanas, con mucha llegada y poder, ya se acercó a Mallea para ofrecerle soluciones a tal dilema.
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