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El dólar Blue, que la semana pasada parecía controlado cuando bajó hasta $ 216, vuelve a trepar y se ubica en 224 pesos, su récord. Las razones son varias, desde la circulación de billetes en la calle hasta cierto crecimiento del consumo. Pero, de fondo, la razón es que el mercado financiero ya no cree que la deuda en pesos sea sustentable. Cada gesto de Martín Guzmán es leído en tal sentido. Por ejemplo, que la renovación de bonos que vencían el 30 de junio, por $ 522.000 millones, se adelantó de la fecha original prevista, el próximo martes 28, a este miércoles 22.

Se sabe que esa renovación sólo se conseguirá con ayuda de bancos estatales, quizás algún privado, y el Banco Central operando en segundo plano. La muestra de bonos CER más 15 o 18% es suficiente con respecto al alto riesgo que se percibe con respecto a la deuda en pesos. Guzmán insiste en sus teorías bien aprendidas en la Facultad de Ciencias Económicas -por otra parte, la de La Plata, de raigambre ortodoxa, de allí salió López Murphy-, pero las crisis de confianza suelen pasarle por encima a los libros.

 Por otra parte, el perfil eminentemente financiero de Guzmán choca con el pedido de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner de "coordinación" entre las distintas áreas de Gobierno. Con la inflación de junio que esta vez no marcará un fuerte descenso contra el mes anterior, la supervivencia de Guzmán puede ser cuestión de días.

El misterioso viaje de Hecker a Madrid

Estas últimas semanas, el Banco Nación estuvo socorriendo pedidos del Banco Central y el Ministerio de Economía, desde los dólares para importarle gasoil a Cammesa -luego que Miguel Angel Pesce le reconociera a Eduardo Hecker la escasez de divisas físicas-, hasta comprar bonos en pesos que los privados ya no quieren. En esa lógica se inscribiría el viaje de Hecker a Madrid, que se hará este martes. 

De las filiales que tiene el Banco de la Nación Argentina (BNA) en el exterior, la de mayor movimiento económico es la de Nueva York. También posee en Montevideo y Madrid, donde la presencia es más bien institucional. En el banco estatal sostienen que Hecker viaja a buscar financiamiento para el Estado Nacional en entidades de segunda línea. Por supuesto, no hay versión oficial sobre el tema.

En el mejor de los casos, esto es correcto y ya el albertismo -Hecker llegó al BNA de la mano de un lobbista que es amigo personal del presidente- juega cualquier carta para evitar un "reperfilamiento". En el peor de los casos, Hecker viaja al verano europeo a oxigenarse del frío y las internas porteñas.