El candidato a senador del peronismo santafesino trabajó con la familia Vignati, cercana a De Vido y una hija de Chávez
Marcelo Lewandowski, primer candidato a senador nacional del peronismo santafesino, fue comentarista de "Fútbol Para Todos". También fue director periodístico en medios de la familia Vignatti, que hizo negocios con Venezuela, a tal punto que una de las hijas de Hugo Chávez -María Gabriela- calificó a uno de ellos como "mi hermano argentino". Quizás por ello oculta su currículum. El padre de los hermanos Vignati, Julián, es el presidente comunal de su pueblo, Arteaga.
Marcelo Lewandowski, el candidato a senador nacional que tiene todo el apoyo del peronismo, trabajó para la familia Vignati, que se compone de cinco hermanos que comenzaron a amasar su fortuna exportando arroz a Venezuela. Los Vignatti -Roberto, María Isabel, Julián, Gabriel y María Eugenia- eran una familia de clase media de Arteaga, una localidad de Santa Fe, hasta que la exportación de arroz al país que presidía "El Comandante" Hugo Chávez, en condición monopólica -no había otra firma autorizada a hacerlo- en 2012 y 2013, les permitió amasar rápidamente una importante fortuna. La venta con sobreprecio, pues se pagó 606 dólares la tonelada que en ese momento valía 310 dólares, a través de la empresa Bioart S.A., les generó una causa judicial de la cual los Vignati fueron finalmente sobreseídos a mediados del 2020.
El vínculo laboral de Lewandowski con los Vignati fue, como era lógico, a través de medios de comunicación. Por esos paradojas del destino y la política, el comentario instalado era que llegó a la próspera familiar de Arteaga mediante Agustín "El Chivo" Rossi, quien hoy se le enfrenta en la interna aunque los propios presidente y vice -Alberto y Cristina- le pidieron que se baje, a tal punto de obligarlo a renunciar al Ministerio de Defensa. Lewandowski fue director periodístico del portal y la radio de los Vignatti, Rosario Plus y Sí 98,9 respectivamente, desde 2014 hasta 2018, antes de la campaña y militancia política de lleno, que lo llevó a asumir como senador provincial en 2019. En su página web personal (www.marcelolewandoski.com) omite todo su currículum, pero el mismo está publicado en la web oficial de la Cámara Alta santafesina (www.senadosantafe.gov.ar).
Rosario Plus sigue siendo la apuesta de los Vignati para competir periodísticamente en la "Chicago Argentina", así como en Capital Federal fueron el desaparecido ARGNoticias y Radio El Mundo. En cuanto al vínculo político de Lewandowski con la familia de ahora millonarios, el comentario más extendido es que llegó a ellos a través de Agustín Rossi, hoy su rival en la interna. Por otra parte, Julián, el padre de los cinco hermanos Vignati, es el presidente comunal de Arteaga, la localidad de 4.000 habitantes de la cual son originarios, ubicada a más de 100 kilómetros de Rosario, y donde nació -por ejemplo- Fernando "El Negro" Gamboa, recordado jugador y actual director técnico de Newell´s old Boys.
De empleados a dueños de un holding
Ahora se trata de una fortuna consolidada de Arteaga, quizás la mayor del pueblo, pero hasta 2009 ninguno de los hermanos Vignati tenía participación accionaria en alguna empresa. Roberto, el mayor de ellos, era empleado de Talleres Marisa S.R.L., una fábrica de silos de Arteaga fundada por su abuelo materno. En ese rol comenzaron sus viajes hacia Venezuela, donde logró cerrar desde 2008 contratos para la venta de maquinaria agrícola. Además del buen vínculo con el ministro de Planificación, Julio De Vido, que manejaba la diplomacia "real" con Venezuela, Roberto Vignati llegó a hacerse amigo personal de María Gabriela Chávez, la hija del fallecido presidente de la nación caribeña.
De la mano de esos vínculos, los Vignati se expandieron desde la exportación de maquinaria agrícolas a miles de toneladas de arroz y maíz. Lo hicieron a través de Bioart S.A., una empresa en la participaban los cinco hermanos. Mientras vendían a supuestos sobreprecios de casi 100%, María Gabriela Chávez llamaba a los Vignati "mis hermanos argentinos". La próspera relación con Venezuela fructificó en un holding diversificado: agroalimentos, industria metalmecánica, entretenimiento, laboratorios y biotecnología, construcción y desarrollos inmobiliarios. Entre ello, lo más llamativo es el Park Hyatt Mendoza, un hotel 5 estrellas de los mejores que tiene la capital de la provincia homónima.
En apenas un lustro, el de los mejores negocios con Venezuela, los Vignati pasaron de familia con recursos económicos limitados a dueños de un stud de caballos de carrera, medios de comunicación, autos de alta gama y otros lujos que, en un pueblo como Arteaga, hicieron más evidente que el viejo refrán popular: "La plata y la tos no se pueden disimular". Su rápido crecimiento económico fue bien detallado en una nota de Clarín: https://www.clarin.com/politica/hermanos-ligados-vido-millonarios-record_0_ryfXsG28.html). Por esa época acuñaron el sueño de la expansión mediática nacional, que ahora quedó limitada a su provincia natal.
La apuesta fallida, problemas judiciales y extrajudiciales
Aún con cambio de signo político a nivel de nacional, los Vignati imaginaron una expansión mediática que tenía como emblema a la histórica Radio El Mundo, ubicada en el 1070 del dial y armada con gran infraestructura El Barrio de Palermo. La misma hacía "combo" con el portal ARGNoticias, que tuvo un interesante desarrollo pero luego discontinuaron. Luego los Vignati casi abandonaron El Mundo, dejándola en manos de un exótico empresario que vivía en el edificio donde estaba ubicada la emisora. Sin embargo, los Vignati mantuvieron Rosario Plus, un portal que opera en tándem la FM Sí de esa ciudad.
Con respecto a causas judiciales, la familia originaria de Arteaga fue apuntada por sobreprecios en la venta de arroz a Venezuela, que fue una de las preferidas por el macrismo desde los inicios del 2016, como anticipó una nota de Minuto de Cierre (https://www.minutodecierre.com/nota/2017-9-4-16-27-0-macri-investigaria-cuentas-y-bienes-de-chavistas-y-sus-amigos-en-argentina). A mediados de 2020, todos los hermanos Vignati terminaron sobreseídos en esa causa, a pesar de la acusación inicial de los fiscales Gabriel Pérez Barberá y Laura Roteta.
La Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) denunció en 2017 que las ventas de Bioart S.A. a Venezuela habían registrado un sobreprecio del 40%, y no del 90%, como se dijo originalmente. Además, la Unidad de Información Financiera (UIF) había señalado a los Vignati en seis reportes de operación sospechosa (ROS) vinculados a compras de propiedades, vehículos, así como adquisiciones de moneda extranjera, inversiones a través de sociedades de bolsa y hasta compra de joyas entre 2013 y 2015, inmediatamente después de hacer los negocios con Venezuela. Las alertas desde el sistema bancario llegaban porque se trataba de movimientos "inusuales" en las cuentas de la familia.
Pero, en definitiva, la fiscal Paloma Ochoa, que estuvo tres años a cargo de la investigación, finalmente determinó en junio de 2020 que Bioart SA no había cometido ningún delito, una decisión luego avalada por el juez Daniel Rafecas. La fiscal consideró, después de valorar prueba de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y de la Aduana, que el aumento de precio aplicado por Bioart SA "fue proporcional" en comparación a la última exportación del mismo producto realizado dos años antes.
Esa es la parte pública del asunto. La desconocida es más interesante. El fideicomiso por venta de productos argentinos a Venezuela originó una investigación en las autoridades de la nación caribeña, que tuvieron como "intermediario" a una importante empresa de inteligencia corporativa. El rol de la misma era contactar a los empresarios argentinos que exportaron a Venezuela, los Vignati entre ellos, y hacerles el contacto con las autoridades venezolanas que investigaban estos movimientos económicos. Por "buenas gestiones de artes y oficios", como señaló uno de los conocedores del tema, los venezolano cerraron la investigación. Para ello fue clave una "cadena de la felicidad" binacional, donde los Vignati estuvieron de un lado y los funcionarios chavistas del otro.
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