Alfredo Román, el “self made man” que deja como “legado” hasta u$s 606 millones de bienes ocultos en el exterior
El hombre cuyo apellido en camiones recorrió las rutas de todo el país, es dueño de la principal terminal portuaria del país, y publicó el libro autobiográfico (y autoelogioso) “El Legado”, también está en la lista de grandes evasores del Banco Nación, a la cual accedió este medio. De acuerdo a la penalidad que pagó, su fortuna oculta en el exterior (hasta 2016) podría llegar hasta los u$s 606 millones, cuando sus bienes declarados dentro del país rondan los u$s 800 millones. La mansión más grande de Buenos Aires, y el breve noviazgo con Cris Morena, también son una parte de su vida.
Como tantos hombres de negocios de la Argentina, Alfredo Román sabe de orígenes a base de sacrificio e intuición, crecimiento continuo y a veces rápido, amistades y enemistades con el poder político; como también de grandes dosis de evasión fiscal, algún romance mediático, negocios obtenidos al calor de la discrecionalidad e importantes dosis de simulación. “Alfredo es un gran simulador. Rústico, tal cual su origen e historia, pero encantador al fin y al cabo”, cuenta un empresario más joven que él, colega del exitoso negocio de los puertos, y que sin dudas mezcla admiración y críticas en su descripción.
A la hora de preguntarle por qué califica de simulador al veterano empresario, tras esbozar una semisonrisa de costado, explica: “En lo formal, Alfredo vendió Exolgan (la terminal portuaria más importante del país, ubicada en Dock Sus) en 2008 al grupo PSA, de Singapur. Pero, como el management es el mismo, y hubo poco cambio interno en su operación, resulta difícil creer que él ya no es el accionista mayoritario, o por lo menos quien maneja la empresa”.
La visión que Román tiene de sí mismo, o por lo menos la que expresa en público, es mucho más romántica. La desarrolló por completo en el libro “El Legado”, autobiografía que publicó en 2011, en un evento de presentación al cual asistieron Mauricio Macri (entonces jefe de gobierno porteño), dos candidatos presidenciales de aquel momento (Ricardo Alfonsín y Hermes Binner), y el economista Alfonso de Prat-Gay.
Ese libro, que actualmente puede bajarse o leerse gratis en Internet, arroja toneladas de dulce de leche sobre su protagonista. Se cuenta que proviene “de una familia humilde” y poseía “escasa educación formal”, que “a los 18 años pudo comprar su primer camión”; y que apenas dos décadas después “ya había construido un imperio del transporte, la logística, la construcción, la ingeniería y las finanzas”. Por supuesto, no podía faltar la referencia a una “ética inquebrantable en su forma de hacer negocios”. Nada dice la celebratoria autobiografía de evasión fiscal.
Román es el dueño de casa (mansión en realidad) más grande de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se ubica en el exclusivo Barrio Parque, sobre el terreno más grande de la zona: 50 metros de frente, 108 de fondo (más de una cuadra), un total de 6.200 metros. En el barrio donde viven Susana Giménez, Eduardo Constantini, y que supo cobijar a Franco Macri, el "camionero" o "El Zar de las Grúas" Alfredo Román construyó en 1993 una lujosa también. En el verano del 2014, pasados ya sus 70 años, se dio otro gusto: aparecer bajo los flashes fotográficos como novio de la actriz y productora Cris Morena. Fue el romance más llamativo de la temporada en Punta del Este, aunque duró pocos meses.
La Era Macri: blanqueo de las riquezas producto de la evasión, y supervivencia a “Guillo” Dietrich
Más allá de la versión impoluta que vende su libro, dos empresarios que conocen al negocio y el personaje apuntan un hecho irrefutable: las áreas en las que Román se hizo fuerte siempre tuvieron una importante dosis de facturación en negro. Transporte, logística, construcción y finanzas son sectores especialmente aptos para evadir dinero.
Consecuencia de ello, Alfredo A. Román, tal como figura en la lista de blanqueo del Banco Nación (a la cual accedió Minuto de Cierre) pagó de penalidad económica, por sus bienes en el exterior no declarados, casi 100 millones de pesos. La cifra exacta fue $ 95.817.282, equivalentes a poco más de u$s 6 millones. Como este número va del 1% al 10% de los bienes en el exterior que estaban ocultos al Fisco argentino, la fortuna no declarada del “Señor Exolgan” iba desde los 60,6 hasta los 606 millones de dólares.
La cantidad de riqueza blanqueada por Román, sea el más bajo o el más alto de los números posibles, llama la atención en relación a su patrimonio declarado dentro de la Argentina. Según el ranking de Revista Forbes de los argentinos más ricos, a fines del 2018 “Alfredo Román y Familia” poseían unos u$s 800 millones. El listado completo puede verse aquí: https://www.forbesargentina.com/ranking-los-50-mas-ricos-de-argentina/
Como tantos hombres de negocios, Román vio en la figura de Mauricio Macri la esperanza del país manejado por un empresario, y luego transformó esa expectativa en decepción. En 2018, cuando Exolgan seguía manejando más del 40% de los containers del complejo portuario de Buenos Aires, el legendario Alfredo vio como el ambicioso Guillermo “Guillo” Dietrich quiso meter mano en el negocio.
“El Faraón”, como apodaban al intento de “Julio De Vido” que tuvo la presidencia de Macri, quería dejarle todo el negocio del Puerto de Buenos Aires a empresarios amigos, que bajo la fachada de capitales de Singapur, pretendían darle el manejo del negocio a Nicolás “Nicky” Caputo”, causalmente cónsul honorario de ese país en la Argentina. Además, claro, de mejor amigo y “hermano de la vida” del presidente Macri. El "fronting" elegido por "Guillo" no era otro que PSA, el socio de Román en Dock Sud.
Las versiones van desde cierta presidencia del "Zar de las Grúas", hasta que era una operación pensada para "limpiarlo" del negocio. Esta última tiene más suscriptores que la primera. El "operativo" de Dietrich, que no llegó a concretarse, afianzó la creencia que PSA no es en realidad el socio mayoritario de Román, sino al revés. ¿Para qué pretendía el Puerto de Buenos Aires, que obtendría con enormes cuestionamientos políticos, si ya lidera el sector desde su terminal de Dock Sud?
Don Alfredo, como a tantos, vio emerger y decaer al heredero del vendedor de autos, sin que su posición se viera afectada. El gobierno de Macri ya le había hecho un gran servicio, permitiéndole blanquear las riquezas en el exterior que sus hijos y nietos disfrutarán de por vida. Aunque, si la AFIP vuelve a mostrarse perspicaz como en la época de Ricardo Echegaray, tendrá que pagar más impuestos.