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Por Antonio D'Eramo

El economista Jorge Sarghini se desempeñó como presidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires hasta el año pasado representando al Frente Renovador. En la actualidad dice no pertenecer a ningún espacio aunque, claramente, es un referente del Partido Justicialista. Desde el llano ausculta la economía nacional y se muestra preocupado por las discrepancias que observa en torno de las decisiones económicas.

Usted comprende la "herencia recibida". Realmente se trata de una mochila gigantesca para los planes de normalizar una economía desquiciada donde los gastos crecieron más que los ingresos. ¿La actual administración nacional de Cambiemos ha logrado corregir el rumbo?

"El gobierno nacional no tiene un buen programa económico y mantuvo o agravó los desequilibrios macro heredados como el déficit fiscal, el déficit externo, la alta inflación y el consecuente deterioro cambiario; tampoco entendió que la solución a estos problemas no está exenta de costos políticos, y para afrontarlos se requiere de otra actitud para lograr los necesarios consensos políticos. No comparto la visión tan sesgada de la política monetaria como único instrumento de contención de la inflación; seguir confiando en que la tasa de interés es la gran reguladora, después de más de dos años de insistir en ello sin lograr los resultados declamados, debería hacer revisar el diagnóstico”.

Cuando uno dialoga con miembros del equipo económico explican la razón por la que se eligió un camino gradual para bajar la inflación y el gasto. Atendiendo esas razones da la sensación que era el único curso de acción sensato....

"Es correcto elegir el camino gradual en el tema fiscal y disminuir la utilización de mecanismos de financiamiento inflacionarios, pero para eso hay que demostrar que se puede bajar la inflación; si cambiamos de instrumentos pero aumentamos la deuda, el déficit fiscal sigue altísimo y también el nivel de inflación, estamos en problemas”.

La reforma previsional aprobada por ley parece haberle traído un desgaste adicional al gobierno nacional. ¿Se podría haber hecho otra cosa?

 La reforma previsional es un tema que el país debe discutir. Sin embargo, lo que se aprobó en diciembre sólo significó decirle a los jubilados que no participarán de los frutos del crecimiento futuro del producto. La reforma previsional debe ser más integral y cuidar la inclusión de los beneficiarios del sistema en la distribución de los mayores ingresos que puedan producirse. Con respecto a la cuestión política, el gobierno privilegió la confrontación por necesidad electoral, olvidó que es un gobierno de minoría y rompió puentes de diálogo, sin un plan económico claro, sin un liderazgo y conducción claros en la gestión económica, y sin las políticas adecuadas para generar los consensos necesarios”.