"Nunca Más" : Cómo se llegó a la cifra de 30.000 desaparecidos
No se conoce ningún registro oficial que brinde con precisión la cantidad de víctimas del terrorismo de Estado; sin embargo, a través de cálculos y documentos se llegó a este número, que hoy ya no puede ser un símbolo
Las declaraciones del titular de la Aduana Juan José Gómez Centurión sobre la última dictadura militar reabrieron la supuesta polémica sobre la cantidad de víctimas que dejó el gobierno de facto. Similar había ocurrido con el ex ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido, e incluso con el presidente Mauricio Macri, quien en agosto pasado había afirmado: "No tengo idea si son 9 mil o 30 mil los desaparecidos. Es un debate en el que no voy a entrar".
Desde el fin de la dictadura militar en 1983 se pone en duda la cifra precisa de víctimas del terrorismo de Estado. Esta imprecisión tiene su origen en que no hay ningún registro oficial ni censo sobre la cantidad personas desaparecidas, al menos que se haya hecho público. Ni siquiera los propios militares que estuvieron en el poder quisieron brindar esos datos.
Al crearse en 1983 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), se comenzaron a recavar testimonios y denuncias. Estuvieron más de seis meses realizando ese trabajo. Sin embargo, había pasado muy poco tiempo desde el fin del terror, con muchos de los militares todavía caminando por la calle, por lo que no se pudo hacer de forma acabada.
El número registrado en el libro Nunca Más registró la existencia de 8.961 desaparecidos, a sabiendas que esa cifra estaba lejos de ser la final por la cantidad de casos no denunciados ni registrados. En tanto, el listado inicial de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos durante el transcurso de la dictadura fue de 5.566 casos, que coincidía aproximadamente con las 5.580 denuncias que se realizaron en 1979 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Si la cifra se busca solo por los restos oseos que se tienen, apenas supera los 1000.
En consecuencia, sin números oficiales y con la imposibilidad de llegar a una cifra precisa, se llegó a la aproximación de 30.000 en base a varios factores.
En 2009, el entonces secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, quien durante décadas ha trabajado y estudiado temas relacionados a la última dictadura militar, escribió una carta abierta a Graciela Fernández Meijide, luego de que ella haya puesto en duda la veracidad del número. Allí explicó cuáles fueron las variables que determinaron la cifra de 30.000:
a) La cantidad de sitios clandestinos de detención y exterminio, en todo el país, que superan el número de 500.
b) Las estimaciones sobre el número de prisioneros que hubo en los grandes centros de detención y exterminios como la ESMA, Campo de Mayo, La Perla, el Batallón de Tucumán, el Circuito Camps, El Olimpo, El Atlético, etc., ya que ellos solos superan con creces el número actual registrado en la Conadep y la Secretaría de Derechos Humanos.
c) La estimación en torno al número proporcional de Habeas Corpus presentados en el país.
d) El número de integrantes de las estructuras militares afectadas a la represión ilegal durante todo el periodo dictatorial que superan los 150 mil hombres, activos a la caza de sus víctimas.
e) Los propios dichos de los militares previo al golpe de Estado, de que sus relevamientos efectuados con anterioridad, desde las escuelas hasta las fábricas, que indicaban en más de 30.000 las personas a eliminar (ver por ejemplo los dichos de un militar en la carta del escritor Haroldo Conti, desaparecido el 5 de mayo de 1976, escrita previa al golpe y dirigida a Roberto Fernández Retamar de fecha 02 de enero de 1976).
f) Los informes del Departamento de Estado de los Estados Unidos, haciendo constar que en el año 1978 los jefes de la dictadura argentina informaron a la DINA chilena que las víctimas alcanzaban ya el número de 22.000. Debe recordarse que la dictadura continuó en su labor represiva ilegal de secuestros y asesinatos por cinco años más con posterioridad a ese informe y que aquella cifra de 22.000 correspondía a solo los dos primeros años de la dictadura".
"Todo ello hace que la cifra de 30.000 no sea ni arbitraria ni caprichosa. Aunque es lamentable reducir la dimensión de la tragedia argentina a un problema contable", finaliza aquella carta.
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