Gómez Centurión está complicado en la Justicia, y no le alcanzaría la protección política que recibe
La investigación avanza, los funcionarios separados buscan vías de escape, los antecedentes del "socio" Oldemar Barreiro Laborda brotan como de un manantial. Demasiado para que lo compense el voluntarismo de Elisa "Lilita" Carrió.
Juan José Gómez Centurión, el desplazado jefe de la Aduana, está haciendo kirchnerismo al revés. Los ex funcionarios de Cristina tuvieron la condena social y mediática antes que la judicial, aunque esta comienza a llegar. En tanto que el ex carapintada (un dato que muchos olvidaron por estos días) goza de una cadena de protección que incluye a periodistas muy queridos por el oficialismo, pero con ninguna credibilidad fuera del credo macrista. A este "paraguas protector" se sumó la indescifrable Elisa "Lilita" Carrió, quien ahora defiende a un acusado de corrupción con audios en los que él mismo aparece hablando de dinero que recauda.
Según se comenta en los pasillos de Comodoro Py, hay pruebas contundentes contra el ex titular de la Agencia Gubernamental de Control porteña, irónicamente llamada "agencia gubernamental de descontrol", especialmente tras el incendio nunca aclarado en Iron Mountain. Basta consultar a cualquier empleado de ese organismo de la Ciudad de Buenos Aires, para escuchar anécdotas sobre los "viernes de felicidad" de un Gómez Centurión que recogía los frutos -¿prohibidos?- de una semana "de trabajo".
El frente judicial, con Guillermo Marijuán de fiscal y Ariel Lijo como juez, no está fácil para Gómez Centurión. "El vínculo con Cuki es real y está totalmente probado. Es lo que va a terminar condenándolo", cuenta una fuente muy calificada de la investigación. Cuki es Oldemar Barreiro Laborda, un empresario de 68 años que fue investigado por el FBI, estuvo preso seis meses por estafa, está en decenas de audios con Gómez Centurión (más allá de los que se difundieron), hizo padrino de su hija a Carlos Menem, y hasta se acercó -para luego pelearse- a Diego Maradona.
Con todos estos antecedentes, igualmente Gómez Centurión no "le hizo asco" al ofrecimiento de "Cuki" para transformarse en su informante. Y así terminaron ambos.
A esto se suma un panorama político donde ganarán los que tengan más intuición, picardía o información. En esencia, el Gobierno no tiene muy claro cómo pararse en el "Caso Gómez Centurión". Algunos creen que hay que "bancarlo"; y otros fantasean hasta con un "arrepentido" que cuente "para quién la juntaba, además de Gómez Centurión". Los que destaparon el caso tienen mucha más información de la que tomó estado público, y es probable que haya una novela por entregas.
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