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La discusión no se hizo pública, al menos por ahora, pero en un directorio con diferentes representantes políticos, incluso alguno de la oposición, el descontento empieza a notarse. Si se toma el primer semestre del año, el resultado neto del período fue de casi 234.000 millones de pesos, contra 200.000 millones del mismo lapso en el 2023. Al descontar la inflación, encima del 200% interanual para esa época, la rentabilidad real retrocedió mucho, a diferencia del promedio del sistema y la mayoría de las entidades competidoras.

El resultado por trimestre tampoco es alentador. Si se toma el segundo del año (el tercero aún no se informa), apenas llegó a 126.000 millones, contra 156.600 millones entre abril y junio del año pasado. La alerta, que circula como dato informal pero suficientemente estudiado, es que se necesitan 150.000 millones de rentabilidad trimestral para sostener el régimen jubilatorio especial para ex empleados del Banco Provincia (BAPRO).

Hace dos semanas, el mismo tuvo una especie de “reparación histórica” con respecto a la reforma que había impuesto María Eugenia Vidal cuando era gobernadora. De acuerdo a la media sanción del Senado, con tres votos de La Libertad Avanza (LLA) incluidos, los actuales y futuros jubilados del BAPRO recuperaron el 82% móvil y la edad de 60 años para las mujeres, que habían sido equiparadas con los 65 de los hombres. Se descuenta que la Cámara de Diputados provincial ratificará este voto.

 

¿Políticas activas o plata tirada?

 

Más allá de su estructura, onerosa pero con el objetivo de llegar a toda la provincia, algunos consideran que el BAPRO tiene más planes de los necesarios. Desde Crédito Impulso Bonaerense, o Provincia Microcréditos, hasta las promociones y beneficios para usuarios corporativos, todo clama por un keynesianismo anticíclico y disruptivo frente al Gobierno Nacional. Sin embargo, hasta algunos peronistas que trabajan en el banco consideran que puede haber excesos.

“Con los subsidios a las pymes, el agro y el sector corporativo, perdemos plata”, reconoce un importante directivo de la entidad. “Entiendo la apuesta por sostener el nivel de actividad, pero en ese caso somos como la gestión de (María Eugenia) Vidal y (Juan) Curuchet cuando devolvían el 50% de las compras en 2019. Al final, terminamos regalando plata como ellos, que por lo menos tenían la picardía de hacerlo sólo durante un año de elecciones nacionales”, agrega otro de los críticos.

Las miradas apuntan hacia Juan Cuattromo, presidente del Banco Provincia, pero también a cierta concepción política a nivel de la Gobernación. “Axel (Kicillof) cree que la gente compra carne los sábados por la promoción de Cuenta DNI; pero en realidad es por el fin de semana”, apunta uno de los que intenta dar la discusión interna.

El debate no llega a ser sobre las apuestas políticas de fondo. Pero hay funcionarios que priorizan subordinar el banco a los objetivos políticos, sin ningún tipo de sintonía fina. Mientras que otros señalan que se trata de cuidar la entidad, no sólo por su viabilidad futura, sino también porque forzar la herramienta puede llevar a su desgaste. Como en las asambleas universitarias que tanto disfrutaba el gobernador, en las cuales forzó además su estilo oratorio, la discusión sigue abierta.