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Cada fecha que pasa, sobre todo las últimas, el desempeño del VAR registra alguna situación que favorece a Boca Juniors. En la 16 fueron dos ostensibles, ambas sobre el final de los cotejos. Se terminaba Sarmiento versus Gimnasia, y en el último minuto del descuento le cometieron un visible penal a Franco Soldano, delantero del “Lobo”; fue nada para el árbitro y el VAR, y no le permitió a los platenses quedar primeros. Esa misma fecha, algunas horas después, Boca le ganaba a Atlético Tucumán, y el codazo de Zambrano sobre el rostro del delantero de los tucumanos también fue nada.

El show de aciertos del servicio concesionado a Ramiro González Palazzo continuó en la fecha 18, que terminó ayer. En el empate de Tigre ante Huracán, el delantero Mateo Retegui tiene la cabeza adelantada sobre el último defensor del Globo, pero en la imagen del VAR del trazado de líneas sólo se mostró una: la azul. Mientras que en el Boca-River de ayer, curiosamente no se reiteró el video que explica la grave lesión que recibió Rodrigo Aliendro. Más allá de esto, todos recuerdan los recurrentes fallos del VAR favorables a Barracas Central: el torneo pasado contra Huracán (en la imagen del VAR para cobrar falta, el arquero Marcos Díaz tenía las manos más largas del mundo), este campeonato contra San Lorenzo, entre otros.

Es que González Palazzo llegó a ganar la licitación del VAR empujado por Daniel “El Tano” Angelici, y en el cambio de mando terminó reportando a Claudio “Chiqui” Tapia. Hasta hizo el juego de ofertar por un medio “tapista” (Doble Amarilla) de la mano de su amigo Marcelo Fígoli, luego volverse crítico y ahora amigable de vuelta.

El joven González Palazzo, de frecuentes vacaciones en Punta del Este, no sólo tiene el VAR sino también un bar tradicional en La Recoleta, en el cual sus cámaras de seguridad registran a gente importante tomando tragos. Hace algunos años, por ejemplo, un administrador federal de Ingresos Públicos con su vocero, ambos amantes del jazz. Este fanático de Boca tiene muchas aristas, su anti-kirchnerismo rabioso es una de las más notables.

 

Padre anti-kirchnerista y de la “familia judicial”

Hasta hoy, Ramiro González Palazzo recuerda que uno de sus abuelos tenía un cine en Río Gallegos, y que por mala relación con el entonces intendente Néstor Kirchner tuvieron que cerrarlo. “Mi abuelo me dijo que con esa gente -así se refiere a los kirchneristas- no se puede negociar. Cuando vio que le querían estatizar el cine, prefirió cerrarlo”, aseguró el dueño del VAR en diferentes charlas.

Su padre Mariano, fallecido hace dos años por COVID-19, era un camarista federal de gran trayectoria en el Poder Judicial, que saltó a la fama en 1999 por reunirse con Rafael “Rafa” Di Zeo, jefe de la barra brava de Boca. De acuerdo a una detallada y extensa nota de Página 12 (https://www.pagina12.com.ar/2000/00-05/00-05-14/pag33.htm), González Palazzo padre “realizó buena parte de su trayectoria judicial en la ciudad de Comodoro Rivadavia. Allí se desempeñó como juez provincial, procurador general ante el Tribunal Superior chubutense y camarista federal. Su familia, tan tradicional como acaudalada, tiene entre sus miembros a un ex gobernador. (…) La característica menos difundida de su personalidad está simbolizada en el distintivo que suele llevar en el ojal de sus sacos. Un martillo, la señal que identifica a los jueces que poseen fluidas relaciones con la DEA, la organización destinada por Estados Unidos para investigar y reprimir operaciones de narcotráfico en todo el mundo. En el caso del camarista, ese emblema está tan cerca de su corazón como los colores boquenses que lo llevaron a no distinguir entre un hincha apacible y un barrabrava sometido a proceso”.

González Palazzo padre también actuó el Tribunal de Disciplina de AFA en nombre de Boca. Gracias a su relación con Julio Humberto Grondona, logró que el hijo ganara la licitación del intercomunicador y aerosol que usan los árbitros y asistentes. El sobreprecio era tal que, cuando Alejandro Nadur, ex presidente de Huracán, asumió como tesorero de AFA, le bajó el contrato a la mitad y para González Palazzo siguió siendo rentable.

 

Cómo ganó un contrato de u$s 3 millones

 

La ocasión se presentaba como muy propicia para los interesados: la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) licitaba el VAR sin piso ni techo de precio. Desde un primer momento, se sabía que las ofertas podían estar entre los 3 y los 5 millones de dólares, una banda demasiado amplia, pero nada sorprendente para las desprolijidades con las que suele manejarse el fútbol argentino.

En septiembre del 2019, cuando se presentó el Pliego de Bases y Condiciones, llamó la atención que fuera sólo técnico, sin tener en cuenta el tema económico. Esa rareza fue interpretada como una mayor oportunidad para empresas internacionales con experiencia en el uso e implementación de este sistema de revisión de jugadas. 

 

“Vos sos Manaos, antes vienen Coca y Pepsi”, le dijeron a Ramiro González Palazzo cuando fue la AFA para avisar que iba a presentarse a la licitación, compitiendo contra la catalana Mediapro y la belga -nacida para el tenis- Hawk-Eye. “Además, vos sos la vieja AFA”, le recriminaron, a pesar que entonces contaba con 35 años (hoy uno más). 

Sin embargo, conocedor de los códigos y los recovecos de la Asociación del Fútbol Argentino, González Palazzo no se desanimó, y avisó que se presentaría de todas formas. Apostaba a que, en el peor de los casos, le tocara el premio consuelo de una parte del contrato.En la constitución de la empresa que le permitió su primer negocio importante con la AFA, Ramiro sólo aparece con su primer apellido: González. Reftel S.R.L. se constituyó el 19 de mayo del 2010, con él y María Eugenia González (que sería su hermana) como socios. 

 

Con un capital de apenas 12.000 pesos, y un duración de 99 años, la empresa que fundó González Palazzo ya tenía cerrado un negocio monopólico y ganado sin licitación: el intercomunicador y el aerosol que usan los árbitros. El joven empresario (entonces apenas 26 años) había llegado a Julio Humberto Grondona de la mano de su padre, el famoso camarista abonado a los palcos de Boca, que tenía cierta amistad con el histórico mandamás de la AFA y la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). 

 

 

Se promocionó con la hija de Bush

 

Algunos años antes, en diciembre de 2006, Ramiro González Palazzo había saltado a la fama como el joven dueño de una agencia de marketing que era novio de la hija del presidente estadounidense George Walter Bush, Jenna. Según las crónicas de la época, se los vio en la Bombonera (Ramiro es hincha de Boca) disfrutando el partido de los xeneixes contra Colón de Santa Fe. 

A contrapelo de su habitual perfil bajo, Ramiro se animó a unas declaraciones a la revista Caras: “Jenna es una chica diez puntos. No tengo palabras para definirla. Es humilde, sencilla, totalmente exenta de divismo”, aseguró el joven sobre la rubia estadounidense. La historia terminó a la semana siguiente, cuando la primera dama y madre de Jenna, Laura Bush, desmintió que su hija noviaba con un argentino e iba a pasar la Navidad con él.